miércoles, 16 de abril de 2014

Le Enéada de Heliópolis

La Enéada de Heliópolis (la ciudad del Sol) se forma con el conjunto de los 9 dioses que conformaban la cosmogonía esta localidad. Creada por los sacerdotes de la heliopolitanos, la componían los dioses denominados “las almas de Toth”: Atum, Shu, Tefnut, Nut, Geb, Isis, Osiris, Neftis y Seth. Se consideraban las 9 primeras deidades de la historia de Egipto. Enéada es un término griego que significa “los nueve”, que derivó de la palabra egipcia Pesdyet.



La Enéada de Heliópolis




Heliópolis

Heliópolis era "la Ciudad del Pilar Lun" de los antiguos egipcios. Probablemente se le llamada así por un monolito al que allí se le rendía culto. Es también la On del Antiguo Testamento: “Los jóvenes de On y de Pi Béset caerán a espada, y las ciudades mismas partirán al cautiverio” (Ezequiel 30,17). Era la ciudad del Sol por excelencia, y estaba localizada a unos 10 kilómetros al nordeste de El Cairo, la actual capital de Egipto. Se situaba donde hoy se encuentran los modernos barrios de El-Matariya, Tell-Ei-Hisn, El-Marg, y El Jusus, junto al actual aeropuerto. Su antigua extensión pudo cifrarse en unos 520000 m2, siendo una de las urbes más grandes del Egipto Antiguo. A pesar de la gran importancia que tuvo en la Antigüedad, quedan apenas algunas ruinas. Sin embargo, los textos y los escasos restos que aún permanecen nos indican la gran influencia que esta ciudad tuvo en todos los períodos de la historia egipcia.



El nacimiento de la Enéada de Heliópolis

Para los egipcios, en los “años oscuros” antes de que el mundo existiera, las aguas dominaban formando un universo acuoso, un océano en tinieblas y en silencio en el que reinaba el caos. Allí habitaba Nun, el Sol diluido. En un momento determinado y sin que se conozca la razón que lo desencadena, Atum tomó consciencia de sí mismo y gritó ¡Ven a mí! Apareciendo Ra. De la misma forma hizo emerger una isla entre los mares, “la colina primordial”. El Benben, nombre que daban los heliopolitanos al montículo recién surgido, fue la primera materia sólida donde crea y coloca su obra. Esto implica la aparición de la tierra frente al agua. Mucho más tarde, los egipcios construyeron las pirámides, edificios que inequívocamente evocaban la emergencia de la Colina Primordial por encima de las aguas del Nun. Es muy probable que esta imagen cosmogónica fuera inspirada por las primeras colinas que emergían en el momento en que se retiraban las aguas de la inundación anual del Nilo.


El segundo ente aparecido en el momento de la creación es el pájaro primordial, que emite un grito que simboliza la aparición del sonido frente al silencio. En la tradición heliopolitana, el pájaro primordial (una garza real) recibe el nombre de ave Benu, nombre que derivaba del verbo uben, que significaba surgir, elevarse.

La tercera entidad que aparece en el momento de la creación es el dios Sol, Atum. La llegada de un dios Sol es muy importante porque supone la aparición de la luz frente a las tinieblas. Una vez que ha aparecido el creador, es él quien continúa la tarea. En primer lugar engendra la primera pareja divina: los dioses Shu, que personifica el Aire, y Tefnut que es una divinidad poco definida y que algunos autores piensan que hace referencia a la humedad, mientras que otros piensan que a la luz. Es en este momento cuando se puede considerar que también se han plasmado los principios de lo femenino y lo masculino.

Una vez que existen Shu y Tefnut, son ellos los que generan la segunda pareja divina formada por los dioses Geb, la tierra, y Nut, el cielo. A continuación se produce la separación entre el cielo y la tierra, es decir, la separación de Geb y de Nut por su padre Shu, el dios del Aire, que queda entre ambos. La leyenda dice que Ra había prohibido la unión de Nut y Geb, por lo que les castigó por su desobediencia mandando a Shu que los separara. De este modo, Geb tumbado, Nut arqueada sobre él y Shu entre ambos permiten la aparición del espacio necesario para el mundo que conocemos con todos los seres vivientes, incluida la humanidad que nace de las lágrimas de Atum.


De la unión de Geb y Nut nació la cuarta generación de dioses primordiales, los llamados del ciclo osiriaco: Osiris, Isis, Seth y Neftis. Ra, al condenar a Nut y Geb también había decidido no permitir que tuvieran hijos en cualquiera mes del año que entonces se componía de 12 meses de 30 días, por lo que los dioses egipcios se vieron obligados a añadir 5 fechas al final del ciclo anual, llamados epagómenos, para que Osiris (dios del Más Allá), Isis (el Trono de Egipto), Seth (el caos, el desierto, dios del mal) y Neftis (la noche, la muerte) pudieran venir al mundo.


Más tarde Osiris e Isis, hermanos y esposos, dieron a luz a Horus (el rey de Egipto), mientras que la pareja Seth y Neftis no tuvieron hijos. Sin embargo, Neftis concibió a Anubis, el encargado de acompañar a los difuntos al Más Allá,  fruto de una relación con Osiris


Principios creativos

En la Enéada de Heliópolis se pueden distinguir tres principios que forman la creación en sí misma:
El principio creador, la vida cósmica: compuesta por los dioses Atum, Shu, Tefnut.
El cosmos ordenado, la vida de la naturaleza: Geb, Nut.
El orden político, la vida del hombre: Osíris, Isis, Seth, Neftis, (y Horus).








Fuentes utilizadas

Bibliografía
Pequeño diccionario de Mitología Egipcia (Isabelle Franco).

Páginas web
Wikipedia Enéada.
La religión egipcia, la Enéda (en La Página de Enrique Selva P.).
Arte Historia Egipto (blog).



Miguel Javier Guelbenzu Fernández.
Profesor de Informática.